El lobo y los pastores

En un bosque unos pastores maltrataban y herían con palos y piedras a un lobo que había caído en una trampa, pero uno de los pastores se compadeció de él y le dijo a sus compañeros que no lo matasen y enseguida le dio un trozo de pan.

Cuando llego la noche se fueron todos a sus casas, pensando que moriría el lobo pero este recobro un poco de fuerza saltó del agujero y se fue a su cueva, algunos días después se acordó del maltrato que había sufrido por parte de los pastores se echó con gran furia sobre los ganados de los pastores, haciendo con ello mucho daño.

Viendo esto, vino el pastor que le había salvado la vida, y le pidió al lobo que no hiciera daño a su rebaño. No tengas miedo, pues yo solo haré daño a los que no me maltrataron.

Moraleja de la fábula el lobo y los pastores

La moraleja de la fábula de Esopo es la siguiente: no debemos hacer mal a nadie, ya que toda mala acción no queda sin castigo, no vaya a ser, que a la persona que has hecho daño, el día de mañana se cobre todo el maltrato recibido.

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