Un avaro y un envidioso. También a esta fábula de Esopo se la conoce como: Un avariento y el envidioso.
Había una vez dos amigos que tenían un gran defecto: uno era muy avaro y el otro muy envidioso. El avaro había ahorrado mucho dinero y lo había convertido en una moneda de oro, la cual guardaba celosamente en un agujero en su jardín. El envidioso, que sabía de su tesoro, siempre lo miraba con codicia y deseaba tenerlo para él.
Un día, los dos amigos se presentaron ante Júpiter, el dios romano, y le pidieron que les concediera el deseo de sus sueños, el que tanto habían querido. Júpiter, que conocía sus defectos, decidió castigarlos a ambos. Les dijo que cada uno podría tener lo que quisiera para sí mismo, pero solo con la condición de que su amigo tuviera el doble.
La avaricia se fue adelante y pidió una habitación llena de oro. Júpiter le concedió su deseo, pero también le dio al envidioso dos habitaciones llenas de oro. El avaro se fue a su habitación y se alegró al ver su moneda multiplicada, pero toda su alegría se convirtió en sufrimiento cuando descubrió que su vecino tenía dos veces más oro que él. Se sintió frustrado y miserable, y no pudo disfrutar de su riqueza.
Entonces llegó el turno del envidioso, que no podía soportar pensar que su prójimo tuviera alguna alegría. Así que pidió sin pensar las consecuencias, para que le quitaran uno de los ojos al avaro, lo que significaba que su compañero se quedaría totalmente ciego. Júpiter le concedió su deseo, pero también le quitó a él los dos ojos. El envidioso se fue a sus habitaciones y se horrorizó al ver que no podía ver nada, ni siquiera su oro. Se sintió angustiado y desesperado, y no pudo gozar de su fortuna.
La moraleja de la fábula de Esopo: Un avaro y el envidioso
La avaricia y la envidia son dos defectos que no traen más que desgracias. El avaro perdió su vista y su felicidad por no saber compartir ni apreciar lo que tenía, y el envidioso perdió su vista y su felicidad por querer quitarle lo que no le pertenecía.
Que nos enseña la fábula un avariento y un envidioso
Lo que nos enseña esta fábula es que debemos ser generosos y agradecidos con lo que tenemos, y no codiciar ni dañar lo que tienen los demás.
No hay comentarios