Un lechón que vivía en una manada de puercos estaba muy indignado de que los demás puercos lo menospreciaran, el pequeño lecho siempre andaba de mal humor, gritando a los demás puercos, les gruñía por todo y les mostraba sus colmillos, pensando que con esta forma de ser, los espantaría a todos. Pero los puercos no le hacían caso, así que, por nada más, el lechón decidió marcharse de la manada de puercos.
El lechón se fue hasta las montañas, donde encontró a una manada de corderos, a los cuales empezó a gruñir y a mostrarle sus dientes, los corderos viendo la actitud del lechón, empezaron a escapar llenos de miedo. El lechón al ver esto, se sintió, muy poderoso y respetado en la manada de los corderos. Pero pasaron unos días, y un lobo visito a los corderos, viendo los corderos al lobo echaron a correr, pero el lechón, pensando que su nueva manada le iba a defender, no quiso huir.
El lobo cogió entonces al lechón y se lo llevo a su cueva, pero antes de llegar a su cueva paso, cerca de la manada de puercos de donde el lechón se había fugado, el cual al reconocer a su manada les comenzó a gritar pidiéndoles ayuda. Al ver esto, los puercos de la manada se levantaron y acorralaron al lobo, el cual no tuvo otra salida que soltar al pequeño lechón.
El pequeño lechón al verse libre de las garras del lobo, agradeció humildemente a sus antiguos compañeros, y les dijo: que si no se hubiera marchado, no le haya pasado lo que le paso.
Moraleja de la fábula: El lechón, los corderos y el lobo
Esta fábula de Esopo nos demuestra que en las desgracias y ante cualquier adversidad siempre es bueno contar con buenos amigos, y es donde en verdad se los conoce
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cual es la enseñanza que no deja la fabula El Lechón, Los corderos, Y El Lobo