Un día, un cazador experto en el uso del arco y las flechas salió a cazar por el bosque. Con sus disparos certeros, causaba estragos entre las fieras, que huían despavoridas. El tigre, que era el rey de la selva, se sintió ofendido por la audacia del cazador y decidió enfrentarse a él. Convocó a las demás bestias y les dijo que no tuvieran miedo, que él se encargaría de acabar con el intruso.
Pero el cazador no era un hombre cualquiera, sino uno muy astuto y valiente. Al ver al tigre acercarse con arrogancia, le lanzó una flecha con toda su fuerza. El tigre no pudo esquivarla y recibió el impacto en el pecho. La herida fue tan profunda que lo dejó sin aliento.
Una zorra, que pasaba por allí, vio al tigre agonizante y se acercó a él con curiosidad. Le preguntó quién lo había herido de esa manera y dónde estaba su enemigo. El tigre, con voz débil, le dijo:
- No sé quién es el que me ha atacado, pero sé que es alguien más poderoso que yo. No he visto su rostro, solo he sentido el dolor de su flecha.
La zorra se burló del tigre y le dijo:
- Pues yo sí lo he visto. Es un hombre pequeño y flaco, pero muy hábil y astuto. Con su arco y sus flechas puede vencer a cualquier animal, por grande y fuerte que sea. Tú has sido muy imprudente al desafiarlo. Has confiado demasiado en tu fuerza y has subestimado su arte.
Y así el tigre murió, derrotado por un hombre más inteligente que él.
La moraleja de la fábula de Esopo: El tigre y el cazador
Es que no debemos fiarnos solo de nuestra fuerza, sino también de nuestra prudencia y nuestra sagacidad. A veces, el arte y el ingenio pueden más que la violencia y la bravura.
Que nos enseña la fábula el tigre y el cazador
La astucia y la inteligencia pueden ser más poderosas que la fuerza bruta. A través del diálogo entre el tigre y el hombre, Esopo nos muestra que la libertad y la inteligencia pueden superar la fuerza física. La fábula nos invita a reflexionar sobre cómo podemos utilizar nuestra astucia y habilidades mentales para superar desafíos y situaciones difíciles en la vida.
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