La fábula de Esopo: Las Avispas, las Perdices y el Labrador narra cómo las perdices, después de ser atacadas por avispas, buscan la ayuda de un labrador para vengarse. Sin embargo, en lugar de tomar represalias directas, el labrador y las perdices ahúman el nido de las avispas, logrando que abandonen el bosque.
Había una vez un verano muy caluroso y seco, que hizo que los ríos y los arroyos se secaran. Muchas aves sufrían de sed y buscaban desesperadamente algún lugar donde beber. Entre ellas, había un grupo de avispas y otro de perdices, que se encontraron con un agricultor que regaba sus campos.
Las avispas se acercaron al hombre y le dijeron:
- Señor, por favor, déjenos beber un poco de agua de su canal. Nosotras le pagaremos con creces, pues somos muy útiles para su cosecha. Nos encargaremos de espantar y picar a todos los insectos que quieran dañar sus plantas.
El agricultor, que era bondadoso, les dijo:
- Está bien, pueden beber un poco de agua, pero no se excedan ni molesten a nadie.
Luego, las perdices se acercaron al hombre y le dijeron:
- Señor, por favor, déjenos beber un poco de agua de su canal. Nosotras le pagaremos con creces, pues somos muy útiles para su cosecha. Nos encargaremos de cavar alrededor de sus vides para mejorar su crecimiento y su sabor.
El agricultor, que era generoso, les dijo:
- Está bien, pueden beber un poco de agua, pero no se excedan ni dañen nada.
Así, las avispas y las perdices bebieron el agua que necesitaban y se quedaron en los campos del agricultor. Pero pronto el hombre se dio cuenta de que había cometido un error. Las avispas no solo picaban a los insectos, sino también a sus hijos y a sus animales. Y las perdices no solo cavaban alrededor de las vides, sino también se comían sus uvas.
El agricultor, que estaba muy enfadado, cogió un azadón y empezó a perseguir a las avispas y a las perdices por todo el campo. Les gritó:
- ¡Fuera de aquí, ingratos! ¡Me habéis engañado con vuestras falsas promesas! ¡Solo habéis traído problemas y pérdidas a mi cosecha!
Y así, las avispas y las perdices tuvieron que huir del campo del agricultor y buscar otro lugar donde vivir.
Resumen de la fábula
La fábula cuenta cómo dos grupos de aves sedientas piden agua a un agricultor a cambio de favores para su cosecha. Pero luego resultan ser más perjudiciales que beneficiosos y el agricultor las expulsa con un azadón.
Moraleja de las avispas, las perdices y el labrador
No debemos confiar en las promesas de quienes solo buscan su propio beneficio, pues pueden resultar ser más perjudiciales que beneficiosos.
¿Qué podemos aprender de esta fábula?
La increíble lección de la fábula de Esopo: Las Avispas, las Perdices y el Labrador. Nos enseña que podemos aprender a ser más prudentes y selectivos a la hora de pedir o aceptar favores, y a valorar las intenciones y las acciones de quienes nos rodean. Así podremos evitar decepciones y conflictos innecesarios.
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